Desde el Chalet Rio Cubas tenemos dos posibilidades para desplazarnos a Santander: una en coche y la otra más atractiva, dejar el coche en el embarcadero de Somo y disfrutar de una travesía incomparable por la que algunos dicen la Bahía más bonita del mundo, desembarcando en el centro neurálgico y típico de la ciudad, en el Paseo de Pereda.
Desde aquí podremos pasear todo el muelle dirección al mar, a la bocana del puerto, pasando por Puerto Chico, pequeño puertito donde hasta el año 50 del pasado siglo se desembarcaban los barcos de pesca. Es importante recordar para el nuevo visitante de Santander, que justo en este recorrido, detrás del paseo de Pereda poblado de buenas cafeterías, se encuentra la zona de ambiente : bares de tapas, restaurantes, cafés, pubs, tabernas, piano-bar, lugar ideal para el aperitivo, los pinchos, comer y cenar y también es la zona nocturna de copas.
Seguimos paseando el muelle y pasamos al lado del Palacio de Festivales, obra del arquitecto Sáenz de Oiza, donde tiene lugar durante todo el mes de Agosto “ El Festival Internacional de Santander“, FIS y seguimos hacia el mar , ahora nos encontramos con El Museo Marítimo del Cantábrico, que es una visita que aquí siempre recomendamos.
El Museo está dedicado a difundir el patrimonio marítimo y su relación e importancia en las vidas de los ribereños. A destacar para el visitante que tiene unas peceras conteniendo exclusivamente peces del Cantábrico en su hábitat, diferenciados por las profundidades en las que viven. Hay una sección dedicada al desastre del Cabo Machichaco, que explosionó en el muelle en 1893 y que dejo una dura huella en la ciudad, otra a la construcción de cañones para los navíos- galeones de la armada, con la puesta en escena de una santa bárbara de galeón, artes de pesca y representación de las mismas, todas las cofradías de pesca del Cantábrico y el estudio de los diferentes tipos de ballenas que nos visitaban, aquí podremos admirar el más grande esqueleto de ballena rorcual de nuestro Mar , que se conserva completo. En la terraza del Museo con una vistas espectaculares del Puntal de Somo, maravilloso rompeolas para la Bahía, del Palacio e isla de Mouro, hay un restaurante acristalado donde podremos almorzar viendo romper la ola, ver pasar los barcos, y si no cambia, calidad a buen precio.
Seguimos paseando y llegamos a las playas de Los Peligros y de La Magdalena, que podemos atravesar por la arena o por la pasarela de madera al fondo de la playa, hasta la Península de la Magdalena con el bello Palacio coronándola. Desde el Palacio de Festivales por su parte superior hasta la península hay un paseo el de Reina Victoria que no se puede dejar de recorrer, sus vistas desde sus coquetas terrazas ajardinadas, del Sur de la Bahía, de la bocana del Puerto, del Mar, del Palacio, además sembrada de palacetes, con el hotel Real como guinda, es un paseo incomparable.
Y después de nuestra visita a la Península y al Palacio, después de haber admirado sus acantilados, sus praderas arboladas sobre el mar, sus playas y haber visitado la piscina natural con las focas y pingüinos, tomamos el paseo del Sardinero. Para los no muy andarines, la península se puede visitar en el trencito “ el magdaleno “ que les contará la historia del lugar en el recorrido.
El Sardinero es la playa más grande y famosa de las 11 playas que tiene la ciudad de Santander. A destacar en la visita la belleza de las playas : el Camello, la Concha, Sardinero primera y segunda, separadas por los jardines de Piquío, y en el paseo frente a la primera disfrutaremos de la fachada del Casino y todo el entorno de la plaza de Roma además del comienzo de los jardines de los Pinares. Para los más futboleros decir que al final del paseo muy cerca, se encuentran los Campos de Sports del Sardinero. Para acabar, al final de la playa, podemos tomar un camino que sobre el mar, va ascendiendo al cabo Mayor, atravesando un hermoso jardín, un campo de golf, praderas, acantilados sin fin, siempre disfrutando de la vista del mar, peinados por su brisa, hasta deslumbrarnos con la playa inesperada de Mataleñas, entre acantilados, allí abajo, un poco más de pradera y nos encontramos con un privilegiado mirador al mar, el Faro de Santander y su impresionante acantilado cortado en vertical.
Como se ha andado bastante desde aquí, tomamos el autobús municipal, hasta la plaza del Ayuntamiento, con su bella fachada, después de visualizar la zona tenemos a un paso la catedral, bajo la cual se encuentra la Cripta del Cristo, año 1200, transición del Románico al Gótico, perteneciente a la colegiata que dio lugar a su fundación. La ciudad medieval de Santander que por los grabados de época era muy original se quemó en un incendio el año 1941 en un día de fuerte viento sur que hizo que el fuego se extendiera por la puebla medieval, no se pudiéndose apagar el fuego hasta el tercer día.
Desde la catedral, entre el ayuntamiento y el Palacete del embarcadero, hay unas calles comerciales hasta la Plaza Porticada, que podemos visitar ya de vuelta hacia la lancha que nos retornará hasta nuestro coche, dándonos otra vez la oportunidad de disfrutar de las vistas de Santander desde el mar, así como de la propia Bahía que quizás la pasamos antes en bajamar disfrutando de sus arenales , de su aroma y ahora volvemos en pleamar o a media marea , disfrutando de paisajes totalmente distintos por la altura de las aguas.
Aunque fuera de este recorrido turístico comentado, no podemos dejar sin recomendar un museo puntero en el mundo como es el Museo de prehistoria y arqueología de Cantabria , que se encuentra en la Av/ Los Castros 65-67, 39005 Santander, junto a las universidades, la visita es guiada y gratis.
Para los que vayáis en coche a Santander, se entra desde la autovía directo en la Bahía, aparcar por la zona de Puerto Chico, después por el Camello, al final de la playa y en el Faro, por último zona de la Catedral .
Como el paseo ha sido largo, al mediodía o a la noche es posible tengamos que reponer fuerzas y deleitarnos con los buenos productos y la buena cocina de la tierra.
Santander ofrece una selección interminable de pescados y mariscos que la han dado merecida fama. Destacan las almejas y morgueras de la Bahía, centollos , bogavantes y pescados de roca, el cachón y los maganos de la Bahía, el Jargo, el San Martín, Lubinas, Rodaballos, bocartes que dan lugar con el buen trabajo artesanal a las famosas anchoas de Cantabria, las sardinas del Sardinero y un sin fin más de peces, que cocinados con maestría ya sea asados, plancha o a la especialidad de la casa, seguro que les encantaran.
De las carnes de Cantabria queda poco por decir, una chuleta , un solomillo, un zancarrón, un ragut, la especialidad de la casa , cualquier decisión será bien atendida.
En la Región abundan los productos de huerta, verduras, legumbres, podrá degustar un buen cocido montañés o Lebaniego, unos caricos de Trasmiera, todo acompañado de una buena ensalada. Hay gran variedad de buenos quesos para todos los gustos, y productos artesanales como los yogures, sobaos, quesadas, corbatas, el buen hojaldre de Torrelavega, una leche frita, o la recomendación de la casa, que seguro no defraudará. Si les gusta el vino pueden probar a tomar la comida con un vino de Cantabria, que cada día va a más. Para terminar y cocer la comida un chupito de orujo de Liébana al gusto.
Santander es quizás el pueblo más bonito de Cantabria.
¡Seguro que mereció la pena visitarlo!